Foto por Stefania Fusch (Urdinarrain)
No te voy a decir que no, eso de estar loco, que no lo estoy. Ya me ves y te incita a pensarme como el gran desenmascarado que camino por la calle. No te lo voy a negar, hoy no, mañana quizá tenga miedo, mañana quizá esté de mal humor y no pueda decirte ni una sola palabra siendo eso lo que nos hace más débiles. No decir nada, guardar un poco y soltarse al otro día, más lúcidos, más alegres, más relajados, sabiendo que lo que en la noche atrapa, a la mañana siguiente libera.
¿Quién puede contar que es la vida sin antes ponerse a vivir como sueña? ¿Hace falta coraje? ¿Hace falta tener enemigos? Palabras, vienen y van a desgarrarnos como perros a las liebres, como anzuelo a una pobre mojarra que le saca la boca. Hay que ponerse bien loco cuando la ocasión lo pida, aplaudir por el solo hecho de hacerlo, porque nadie se anima a ser el primero. porque contamos con ese miedo a la desazón futura, a que nos dejen pagando como grandes estúpidos que somos y es que es así, lo somos, hay que admitirlo. Somos todo en uno solo, ¿quién lo iba a decir? Encontrarnos con nosotros mismos en cuerpos de otros; pasan, se quedan, se van, se recuerdan, se pierden, matamos, nos matan, buscamos, nos buscan, siempre un hecho y con él la viceversa, de eso no hay duda. El auténtico feedback del que hablan cuando presencias un curso, y así sin más, temes por tu propia vulnerabilidad, por verte sensible (como en realidad uno es), conocerte día a día hasta odiarte por cansancio y salir a la vereda, cruzarte con quien en los pies lleva cadenas invisibles, dejarte llevar por el grato pensamiento que no es más que cercana compañía que te quiere decir que estas siempre a tiempo de calzarte de nuevo los zapatos, de vestirte como se te de la gana y agarrar los pies como si fuesen un ancla y posicionar uno adelante del otro hasta sentir de nuevo que no estas solo, que no estas loco, que así es como te crearon. Seguramente al tener sexo tus padres esa noche, lo hicieron con tantas ganas, tanta borrachera, tan poca lucidez, que terminaste siendo el resultante de dos masas que no se pegaron por casualidad, sino por locura viva, transparente, que no sabe de políticas, solo sabe de amarse y amar a quien tuvieron al lado y hoy sonríen por lo que fue, y no por lo que quedó. Así que antes de pensar que algo no se puede mejorar, pegate un buen baño para sacar ese mal humor maldito que tanto nos ha dividido (pero no olvidado) porque quien olvida no lo ha vivido con grandes esperanzas.
