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Almas alimentadas

martes, 29 de agosto de 2017

Declaración jurada a la suposición




   Debe ser que si una mujer está loca por un hombre, requiere la atención que demanda dicho comportamiento, que es exagerar todo lo que le concierne a su alrededor. Una mujer es lo más bello, y esa belleza lleva una gran espina, que te hunde con un pensamiento inoportuno, de la mano de una conclusión que no hace falta pensarla. Y te arrastra por el suelo hasta que vos te levantes y pidas perdón, aunque la culpa no sea tuya (siempre es culpa tuya), aunque ese esencial perdón no alcance, ya que su palabra vale más que mil canciones e intentos de calmar las aguas.


   Ellas siempre van por un mismo sendero. Cuidado; el día que no camine ese sendero ya no será tu compañera, pasará a ser alguna extraña, pero recordarás con claridad.


miércoles, 23 de agosto de 2017

Declaración jurada al asado




   Si en algún asado nadie se hace el distraído cuando se ofrecen los últimos cortes del chorizo, no es un verdadero asado. Lo terminan aceptando dos o tres, y que alguno en su sano juicio lo hará porque siente la necesidad de vaciar la fuente en la que esta siendo servida la comida, para buscar la carne después, otro lo hará porque en realidad ama comer, y otro porque en un asado no vale la pena ponerse a discutir sobre la comida.

   Quienes van a un asado, habitualmente, van con la seguridad de pasar una noche linda, llena de historias, risas y chismes. A esto último, solo un experto lo puede llevar a cabo, a lo sumo dos, y cuando son más que uno los narradores, se disputa por quién contará el mejor cuento de la noche, como si fuera una payada, y es que en realidad lo termina siendo, con los silencios y los espacios.

   Un buen narrador sabe dónde poner el drama, el énfasis que necesita un cuento bien narrado, sin olvidarse de ningún detalle. Los cuentos son siempre los mismos para quien ya conoce al narrador, y por ahí uno que otro se va agregando cuando despierta el recuerdo. Te hablan de sus años, de cómo eran las cosas, y vos tenés que quedarte sentado escuchando con la pasión que uno hace esas cosas, porque es verdaderamente enriquecedor.

   De esta forma uno termina conociendo como es el mundo, sabiendo qué clase de personas se encuentran tras un mismo objetivo; joder. Nadie asiste a un lugar para estar aburrido, y quien haga esa tontería debe andar medio chiflado. Vos imaginate, no podés asistir con el humor por el piso, cuando sabés que el clima de la noche va a estar en su pico constantemente. Ojo, no cualquier asado cumple estos requisitos, hay que saber invitar a los amigos y, sin dudas, a los narradores, no vaya ser que un mal arrancado te tire la noche a la basura en la primer historia o chusmerio.



Declaración jurada a las vacaciones






   No hay nada como irse de vacaciones. ¡Pero nada, eh! Si te digo que lo tenés que hacer, es porque así debe ser. No pienses que voy a querer convencerte ni venderte algún país, alguna ciudad, comer algo típico de cada lugar, aprender el nombre de una moneda, de las calles, de un hostel, un hotel. Saber dónde está la terminal, el aeropuerto, la peatonal, como decirle al taxista hasta donde querés ir en un inglés frustrado. No, no creas que vaya a pedirte que tomes muchas fotos, ni duermas muy poco. Nada de eso. Tampoco quiero que vivas los días como si fuesen los últimos días de tu vida, ni que dejes al mal humor afuera. Pero si hay mar, te vas a olvidar de todo eso. Si hay una plaza y estas en el octavo piso, también. No quiero llenarte de dudas, de preguntas sin responderlas ya. No pretendo incentivarte. Decirte que no habrá mejor época que la que estés viviendo de vacaciones. Claro que no. Solo estoy pensando, solo estoy relatando una serie de consejos baratos (que todos ya saben).   



   Ya sé, sí. Y no importa. Pero no hay nada como agarrar la mochila, un par de calzoncillos, bermudas, pantalones, remeras, alguna camperita fina, medias, un buen calzado, lentes de sol, un gorro, el cepillo de dientes, un poco de dinero y no esperar a ninguna fecha para volver, ni pensar en que tenés que volver. Lo mejor de todo, es que no volvés. Nunca vas a volver a sentir lo que sentías antes. No vas a sentir más nada, porque no vas a tener tiempo para eso. Vas a tomar al tiempo, lo vas a apretar bien fuerte, lo vas a tirar a la basura y lo vas a dejar ahí, bien quietito y moribundo, para cuando necesites un descanso, lo puedas usar de nuevo. Pero hasta entonces, vas a ser vos quien se proponga conocer y conocerse estando fuera de casa. Las vacaciones son eso: una necesidad que se ha hecho amiga de la injusticia por la realidad.


martes, 15 de agosto de 2017

Declaración jurada al tiempo






   No hay más fiel reverberación que esa luz que llega a uno en el periquete justo, desplomando su sabiduría, manifestando una vez más que todo lo habitable es perfecto y lo vivido aún más satisfactorio que lo lamentado.

   Pongamoslé una era final a este resumen precoz, con su declaratoria exigida y, Dios no quiera y sea en vano, en mis contiguos años, la enseñanza que a la fecha voy investigando.

   Un cuerpo sin oscilación es, lamentablemente, una fuerza a la deriva que no consigue en su transición más que generar ecos sin mensajes, obstaculizando a otros cuerpos que van tras la consecución.







Declaración jurada al amor





   No podía dejarla sola. Le haría, entonces, frente a su egoísmo que, básicamente, era hacerme frente a mí y encontrarme por lo tanto, perdiendo lo que no me gustaba dejar tirado. No antes de agacharme para soplarle la tierra y guardar esas cosas en los bolsillos de nuevo.

   Esa era la manera.

   No siempre se está a salvo sin ningún rasguño. Es lo que se consigue si uno responde a tiempo a las emociones. Es lo que guarda el azar en su caja. Lo que la vida enseña. Pero me alejé. Y nada hizo peso. Eso quiso decirme que dejarte ir, iba de la mano no sólo con mi libertad que mal creía perdida, sino con la sinceridad y la paz de las cuales te adueñaste por creer que yo ya no te quería.

   Sin embargo, después de todo, acá estamos, frente a frente. 






Declaración jurada a la poesía






   ¿Quién puede hablar de poesía? ¿Los que se levantan de mal humor? ¿Los que se levantan de buen humor? ¿Los mentirosos? ¿Los valientes? ¡Quienes!

   Quién puede decirte a vos lo que es la poesía, lo que vale tu alma, lo que te hace bien o mal, quién va a ser el atrevido que te va a indicar dónde está tu error, donde pusiste más amor, cuantas veces te olvidaste de esas fechas mágicas, cuantas veces te enojaste y estuviste triste por pensar que algún día las cosas terminaban.       


   Decime, ¿a quién puede darle el pecho para meter púa en lo que no le concierne? Nadie puede. Nadie debe. Igual pasa, ya que ellos no tuvieron una mamá hermosa y linda que les enseñara a respetar a uno como era. Así, estúpido y entretenido, de despedidas en despedidas, de conocidas en conocidas. Con risas y lágrimas. Como Dios nos mandó a ser. 

   Y ni se te ocurra opinar al respecto sobre esto. Tampoco sé con certeza si estoy en lo correcto.

jueves, 10 de agosto de 2017

¿Vale la pena?




   ¿Vale la pena vivir? Es la pregunta que me hago diariamente. Es que a veces no es fácil el día a día que nos toca atravesar. 

   Absolutamente, todos tenemos problemas que nos atormentan. Cosas que hacer, metas y sueños por cumplir. Muchas veces el miedo se hace presente a la hora de levantarnos y comenzar nuestro día. Miedo que ha sido despertado por la incertidumbre e inseguridad de saber qué nos deparará el futuro.

   Todo el tiempo pienso: con tantas personas en este mundo, con tantas mentes brillantes y superiores a las mías... ¿Realmente vale la pena mi presencia en este planeta?

   Es que me aterroriza pensar que algún día cerraré los ojos y, al cabo de un tiempo, ya nadie se acuerde de mí. Me aterroriza pensar que el rol que cumpliría en este mundo sería recibir órdenes, y trabajar para los sueños de alguien más. Es aterrador venir a este mundo sólo para ser uno más.

   La felicidad es el destino al que todo ser humano apela llegar. Pero la felicidad es subjetiva y no es una sola. Y en mi opinión, no hay nada más lindo que disfrutar de lo que uno hace puramente por amor al arte, y más si podés generar algo en otra persona a través de ello. Influenciar en alguien es algo simplemente mágico. Felicidad para mí es ver a mis padres juntos, a mis abuelos tomarse de la mano, a mis hermanos crecer y seguir compartiendo mi día a día con mis amigos. 

   Pero ¿qué pasa cuando una piedra cae en mi camino y obstruye todas esas cosas lindas de la vida? Es que aunque teniendo todo lo que mencioné antes, muchas veces prestamos atención a otras cosas que opacan la luz que nos brinda el sol que ya tenemos. Y esa atención no dura solamente unas horas… Dura días y hasta meses. Justamente esas cosas son las que la gran mayoría de las veces me hacen dudar. Un amor que me corresponda, el éxito en lo que hago, algún deseo material… Cosas un poco frustrantes, que afectan de algún modo mi día a día.

   Pero llega la hora en que me encuentro frente a líneas por llenar, o a una cámara para expresarme. Veo la gente que tengo al lado y me apoya... Y me vuelvo a preguntar: ¿vale la pena vivir? 

   Dejame decirte que sí. Mientras hagas lo que te guste y no pierdas el valor de lo que realmente te hace feliz, siempre valdrá la pena.




Escrito por Facundo Piccoli (Basavilbaso) @piccolifacundo